Abrieron el redondel, o gallera destinada para que aves de corto vuelo empiecen los
picotazos. Este símil de la política, porque según parece, los candidatos seguirán
el libreto tradicional, apuntándole al espejo retrovisor, con noticias falsas o parcialmente falsas tratando de
destruir la imagen de quien termina su mandato. Arrancan mal, pues los hechos recientes
indican que la dinámica no será diferente. Con agresiones basarán las críticas
al gobierno municipal. Facilismo puro para distraer electores sin propuestas de
progreso de la ciudad. La hostilidad en
las redes no es sana para Popayán. ¡No todo es negativo,
señores! No dividan la opinión ciudadana. Sin reproches, propongan cambios con
cultura política.
Los que
tengan edad suficiente, recordarán las escenas políticas de antes, señalando
que: “todo tiempo pasado fue mejor”, aunque es injusto afirmarlo, porque los avances
que hoy tiene la ciudad, no podemos objetarlos. Evoco sí, con nostalgia, lo
bonitas que eran las campañas políticas. Con alegría y conciencia popular, vivíamos
auténticas fiestas cívicas en un mar de banderas y pendones, lanzando vivas a los candidatos con programas mejor formulados. Los
votantes se liaban a gritos con los conductores que transitaban con el color contrario
en sus carros, sonando rítmicamente con chirimías, pitos y bocinas. Los afiches publicitarios permanecían en las ventanas y muros,
pasados los comicios, así hubiera ganado o perdido, hasta que el sol y el
viento los volvieran trizas. Esas gestas eleccionarias desaparecieron.
Todo escenario era válido para manifestaciones
bulliciosas con “barras,” aunque no faltaban
algunos excesos, pero generalmente, primaba el entusiasmo respetuoso, en edad,
dignidad y gobierno. Competían de buena fe, haciendo que el candidato se viera
más fuerte ante sus antagonistas. Hervía la adrenalina en las venas con
caravanas de carros, bicicletas y motos tomándose la ciudad; con algarabía,
haciendo la señal de victoria. Primaba la imagen, el
discurso “veintejuliero” y la capacidad de conectarse con las personas en la
plaza pública, ¡eso es pasado!
Admitamos como se movían las campañas
electorales antes del internet, dada mi perspectiva de joven de antes. ¿Y
ahora? ¿Qué propuestas presentan los aspirantes a la alcaldía? Por
ejemplo, cual es la solución a esa maldición multimillonaria de la firma
Solarte Hnos., contra el municipio por una obra de hace 30 años.
¿Qué le espera a Popayán con candidatos que desconocen
los episodios del Centro Comercial “Anarkos”? Les recuerdo, que hace 50 años, en una triste y larga noche demolieron la
antigua galería, para algunos, paso a la “modernidad”, cuando los centros
comerciales eran solo sueños; para otros, un adefesio que reñía con la
arquitectura colonial. Ignoran que, en 1.994, el municipio
de Popayán, en ese entonces, propietario de la mayor parte del inmueble, vendió
posiblemente sin licitación o con un solo proponente, el parqueadero, las áreas
comunes esenciales, la subestación eléctrica, el colector del alcantarillado y
la cimentación que estaban debajo del teatro. Cambiaron el uso del suelo, para
reubicar a vendedores ambulantes, patrocinando un peligroso lugar de hacinamiento
sin reforzamiento estructural ni reglamento de copropiedad. Así entregaron lentamente ese inmueble cambiando
de propietario, del municipio a particulares.
Ahora, lo
mejor ya no serán los tiempos pasados, sino los que vendrán. Por eso, quisiéramos conocer las
cualidades y la cultura ciudadana que marque la diferencia entre un candidato y otro. ¡Que calidades
poseen para elegir el perfil perfecto! Disponen de algún modelo de gestión de
recursos responsable para que, con sostenibilidad financiera, el municipio pueda
acometer tantas obras que requiere la ciudad. En fin, ¿es persona idónea y determinante
para que a nivel nacional lo oigan?
Civilidad: Un candidato que transmita
interés por el trabajo y con nuevos proyectos para Popayán, tendrá medio camino
ganado.
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