Sin equívoco, el 2022 no será un año para olvidar
fácilmente. Terminó lleno de ajustes. En el mundo, en nuestras vidas personales
y laborales hubo cambios. Pero, faltan
muchos más. En mi opinión la normalidad no ha vuelto. El año que empieza continúa
pendiente de
la pandemia global, que ojalá llegue a su fin. Sin olvidar el otro dilema delicado
del mundo, cerrándole la puerta a esa ofensiva mundial desatada por Rusia y
Ucrania, pues no hay un solo país en el mundo que
no se vea afectado económicamente por ese conflicto bélico iniciado por el
presidente ruso, Vladímir Putin, desde el pasado 24 de febrero del 2022
En el
ámbito nacional, el gobierno del cambio no tiene marcha atrás, fue lo que se decidió
en las urnas y punto. De allí que los diferentes partidos, grupos políticos y gremiales
ya deben superar esa desconfianza que ha enmarcado sus relaciones. Como
demócratas, se espera que en rápidos consensos logren concretar iniciativas
para flexibilizarlas en bien de la comunidad. Es necesario que el temor ceda,
que el egoísmo condescienda espacios de solidaridad en el comportamiento de
nuestra sociedad. Que, con prudente ilusión, se confundan en un haz de
esperanzadoras señales de cambio y que el odio pase a la historia con el año
viejo. Que Colombia alcance el propósito exitoso de trabajar unidos para lograr
objetivos comunes y, que muchos de los problemas que hoy como sociedad nos
afligen sean solucionados. Que la mayoría de actores involucrados en conseguir
la paz y la reconciliación, decidan sin las ataduras de las mezquinas agendas
individuales.
Al arrancar un año
nuevo, en el ámbito regional y local, démosle la bienvenida a todo lo que está
por llegar. Nos espera la elección de autoridades locales, el 29 de octubre de
2023. Serán elecciones de alcaldes, gobernadores, concejales, diputados, y
ediles de las JAL. Proceso electoral, que no debe ser usado por los aspirantes
a esas dignidades para denigrar de los mandantes que terminan su periodo. Que ese tema no sea su caballito de batalla.
Lo que necesita el Cauca y Popayán, son propuestas y muchos recursos
económicos. Se requiere mucha inversión en el municipio de Rosas para atender
el desastre natural que afecta negativamente a la vida, al sustento de la
sociedad humana y a los animales que habitan en ese lugar.
No faltará el
escéptico que pregunte: ¿bueno y como se logrará esto? porque acostumbrados
estamos a mirar al otro como nuestro enemigo, al hombre como lobo del hombre
como dijera Rousseau, por lo que es muy dificil cambiar esa partecita de nuestra
naturaleza animal. La dirigencia local debe olvidar esa fea costumbre de sus
campañas para difamar, calumniar, de todo aquello que nos genera inconformismo,
como método para conquistar a electores.
Esperamos que en
el año que apenas se inicia y que corre veloz, tomemos la decisión de volver a
comprometernos como buenos ciudadanos. Sin importar lo duro que haya sido el
año pasado; siempre se puede empezar de nuevo. Nunca es demasiado tarde para
cambiar nuestra actitud para encontrar las oportunidades escondidas en cada
nuevo día. Como ciudadanos de bien, manejemos el timón de nuestro mundo
emocional lleno de optimismo inteligente, con la propensión a ver y juzgar las
cosas en su aspecto más favorable.
Civilidad: Es necesario hacer un balance, porque muchas veces pensamos que todo va
mal cuando no es así.
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