Dos años de ausencia por
culpa de la pandemia, hicieron que los cielos de “Popaiam” se privaran de verse
adornados con los vistosos colores de las cometas que siempre creíamos eran
originarias de mi bella ciudad. Este milenario artefacto volador, nació en
China que inicialmente fue utilizado con fines militares. Sus usos bélicos eran dos: dar señales a las tropas desde lejos
y medir las distancias. Sin embargo, en los últimos cincuenta años ha tenido una gran
evolución. Para entonces, oíamos el mito que conforma la frase: “Julio los prepara y agosto se los lleva”. La tradición de la cometa en Colombia nació
como entretenimiento familiar. Al ser replicada ancestralmente en la infancia,
lo que al final importaba, era que llegara el mes de los vientos para gozar del
pasatiempo de niños y adultos.
Recordemos
bien, la
cometa nacional y la iniciativa de las familias que la elaboraban en sus casas
para elevar en sitios espaciosos como: la loma del “Achiral” enseguida de la
escuela Rafael Pombo, donde siempre llegaba la “ciudad de hierro”, o donde
tendían las carpas de los circos: “Egred hermanos”, “Royal Dumbar Circus”, “Gasca
hermanos”. Lo más maravilloso y mágico para un niño, era construirlas entre hermanos,
hijos y nietos para luego, salir un domingo a elevarlas. Las cometas
tradicionales en forma de hexágono se elaboraban con astillas de caña o guadua.
Ese esqueleto se forraba con papelillo
multicolor, pegándolo con engrudo, - especie de goma preparada de harina de
maíz o yuca. Cada triangulo se cubría de un color. Luego, del mismo papelillo, se
le adhería una especie de flecos para que vistosamente vibraran con el viento. Después,
se hacían los vientos, donde se anudaba la piola. Por último, se ataba la cola
hecha con retazos de trapo o ropa vieja, para darle equilibrio. A las cometas más
grandes se les llamaba estrella”. Y, cómo olvidar el “ringlete” juguete armado
en un palito al
que se le clavaba con una puntilla la figura de aspas construida con cartulina de
colores llamativos que con el viento, hacía girar las aspas.
Más adelante, aparecieron
los cometeros, verdaderos fabricantes y practicantes de esa actividad que
modernizaron las cometas con bastante técnica con madera balso circular y con
telas que denominaban coleta fabricada por Coltejer simulando la forma de
“chulos” o gallinazos. Con el tiempo, invadieron el mercado las cometas chinas
elaboradas en plástico en diferentes estilos como las de ‘Superman’, ‘Batman’ y
el ‘Hombre Araña’. Con la modernidad de las cometas, llegaron los concursos
organizados por emisoras y empresas comerciales, en un terreno apropiado en
donde la gente comenzó a elevarlas, hoy conocido como “La loma de las
cometas”.
Era pues, la fiesta de
verano, porque era infalible la creencia y con ella la costumbre, de que, solo
se podía elevar únicamente en agosto. Como todo cambia, ahora, el viento no
está en esta época del año. Estamos a 21 de agosto y los vientos no se sienten como
tradicionalmente ocurría. No veremos las cometas volando libres, permitiendo
que familias enteras disfruten del espectáculo que solo es posible en esta
temporada. Otra situación más, producto de la nueva normalidad a la que
intentamos acomodarnos por los efectos del cambio climático que se está
notando, y empeorará.
En “Popaiam” queremos lo mismo que el resto de nuestros
congéneres del mundo: un lugar seguro para vivir en este planeta al que
llamamos hogar. Por eso, con fuerza, repitamos el mensaje, de que, el cambio
climático es real y, que los seres humanos somos los responsables. El impacto
es grave y los gases de efecto invernadero provocan el calentamiento global,
como el de fumar causa el cáncer de pulmón.
Civilidad: A menos que los gobiernos
tomen medidas, el cambio climático continuará dañándonos a todos.
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