En este criollo
continente, la historia ha sido más, una descripción de hechos mal contados,
por mercaderes de la pluma, que, acomodados ideológicamente, niegan nuestra
identidad cultural y sentimientos de pertenencia. Por eso, he creído que, es el
momento de comenzar a pensar, reflexionar y escribir desde la corriente
historiográfica criollista.
En honor a la verdad, la
“Villa de Ampudia”, en los dominios del Cacique Pubén, fue fundada el 30 de
noviembre de 1535 por el teniente Juan de Ampudia, quien pisó por primera vez
estas tierras, siendo su primer alcalde. Tanto es así, que, llevando adelante
la cruz, edificó la iglesia mayor denominada “Nuestra señora del reposo” para
que protegiera la recién fundada ciudad.
Se equivocan entonces,
quienes narran e interpretan la historia bifurcada, porque el primer genocida
fue Ampudia y no Sebastián de Belalcázar cuyo apellido original era, Moyano ý
Cabrera, quien había nacido en el año1480 en la localidad de Benalcázar valle
de los Pedroches, perteneciente a la provincia española de Córdoba, por ende, a
la Corona de Castilla. De su población natal Benalcázar, tomó su apellido con
“N”. Llegó a estas tierras embarcado en el tercer viaje de Cristóbal Colón. Las crónicas más literarias narran que decidió huir a corta edad, por
haber matado de un garrotazo un mulo en el año 1507. Huía de España hacia
las Indias
Occidentales por temor al
consiguiente castigo de su padre, además, para poder escapar de la pobreza en
que vivía.
Fue famoso por haber fundado hasta una veintena de ciudades, pero ensombrecido por otras figuras
de la talla de Francisco Pizarro. Recorrió la ruta conquistadora entre, Perú, Ecuador y Colombia. Gracias a sus
proezas sanguinarias, impulsó las luchas territoriales con el gobernador
Pascual de Andagoya, algo que era habitual en los primeros años de la
conquista. Sin embargo, Belalcázar pudo parar las pretensiones territoriales de
su vecino, ocupando a su vez varias tierras de su rival. En virtud de sus
hazañas, fue reconocido por el rey de España, siendo
nombrado como el adelantado, gobernador propietario vitalicio de la muy noble y leal
ciudad de Popayán en
1540, así como de un amplio territorio ubicado entre Ecuador y Colombia.
Así que, habría sido una
descortesía con la madre naturaleza, dejarle el nombre inicial de: “Villa de
Ampudia”, porque la bella palabra Popayán, en lengua quechua, significa pampa
(sitio, paso) y, yan (Río) o sea “Paso del Río”, pues por Popayán pasa el río Cauca. Juan de Ampudia, siguió por
la margen izquierda de este rio; continuó su marcha hacia el norte para fundar,
un año después, a Santiago de Cali, el 25 de
julio de 1536, repitiendo el mismo nombre de “Villa de Ampudia”.
Recordemos que Juan de Ampudia
había sido enviado por el capitán Sebastián de Belalcázar desde Quito para
precederlo en el descubrimiento, conquista y para poblar este país a mediados
de 1535. Lo nombró por ser persona de calidad, méritos y servicios. Con tal
propósito partió desde la ciudad de Quito descubriendo todas las tierras que
hay hasta esta ciudad.
Fue dos años después, en 1537,
que Belalcázar trasladó esta Villa al sitio escogido por él y, fue precisamente
en el abandonado pueblo de Pubén de los aborígenes, en que, con su presencia, oficializó
la fundación el 13 de enero de 1537 de la ciudad de Popayán, poniéndola de
nuevo, bajo la protección de Nuestra Señora del Reposo o del Tránsito. Esta es
la historia oficial que cuenta que el fundador de la ciudad, es Sebastián de
Belalcázar, sin comentar que, como iletrado que era, no sabía firmar, por lo
que, debió colocar una equis (X) al pie del acta de fundación. La primera etapa de la fundación de Popayán,
él la había ordenado, al darle a su teniente Juan de Ampudia, instrucciones
terminantes de ocupar estas tierras de un modo permanente. Cabe destacar que
Ampudia hasta su muerte, siempre fue tenido en esta ciudad y en toda la
Gobernación como el primero y principal de sus fundadores después de
Belalcázar, bajo cuyas órdenes obró.
Civilidad: El pasado es una
construcción y una reinterpretación constante.
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