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domingo, 28 de febrero de 2021

Guardas de Tránsito en Popayán

 


El Ministerio de Defensa hizo el desmonte de la Policía de Tránsito en las vías de la ciudad y en hora buena, el alcalde Juan Carlos López Castrillón planifica un nuevo esquema de transito civil. Ha anunciado que próximamente las calles de Popayán estarán bajo el control de un grupo de funcionarios adscritos a la alcaldía con la tarea de guardas de tránsito.

A Popayán todo le llega tarde, pero más vale tarde que nunca. La ciudad necesitaba este cambio de uniformes. Nunca será tarde si la dicha es buena. En ese convenio Policía-Municipio de Popayán, parecía que los recursos se iban por las alcantarillas. Pues. con la policía nunca se pudo garantizar el cumplimiento de las normas de tránsito, eran ruedas sueltas sin ningún control ¡Mucho ruido y pocas nueces! La Secretaría de Tránsito no tenía injerencia sobre los uniformados.

La nueva estructura vial estará integrada, en principio, con 25 agentes civiles, ojalá bachilleres, o universitarios que por falta de dinero dejaron de estudiar. Ese reducido grupo de guardas, bien educados e inflexibles fungirán como autoridad en la vía para liderar tareas y campañas de prevención y seguridad vial en la “Ciudad de Paredes Blancas” ¡Escoba nueva barre bien! Se espera que, no solo los capaciten en cuestiones de movilidad, sino también, que les enseñen la historia de Popayán, con conocimiento suficiente sobre los lugares y sitios de interés de esta urbe; formados con sentido cívico para una imagen inmejorable a propios y turistas.

 

La bien amada Popayán, apremia un cambio en materia de movilidad vial, controles, pedagogía y seguridad vial. El tráfico vehicular es caótico y, los conductores no tienen sentido de pertenencia. Popayán no puede seguir siendo el más grande parqueadero del suroccidente colombiano. Esta es una ciudad intermedia, todavía manejable. Con cámaras de foto multas fijas y móviles, con una renovada adquisición de motocicletas, dispositivos de comunicación y comparenderas, entre otros equipos, se debe sancionar en forma implacable a los irresponsables infractores que sean sorprendidos irrespetando las normas viales: hablar por teléfono celular y parquear en sitios no permitidos. No más comparendos pedagógicos, a sancionar infractores en la parte más sensible del hombre: el bolsillo. Es hora de poner en cintura a tanto inconsciente que circula por las calles poniendo en alto riesgo a los de a pie. No debemos seguir alimentando la mala imagen de que Popayán es una “ciudad sin Dios ni ley”. Ni permitir la disputa de una guerra abierta entre los conductores de servicio público; imponiendo, también multas a los propietarios que pagan a los conductores de acuerdo al número de pasajeros que recogen en esas horrorosas cafeteras ambulantes. 

No es necesario acudir al punto de vista científico para combatir el molesto tráfico vehicular, porque también, la mala sincronización de la semaforización, la violación de las normas de tránsito, la velocidad, la falta de carriles exclusivos para el transporte público y hasta el clima son causantes de la diabólica movilidad; además de la cantidad de vehículos, que superan la capacidad de las vías de Popayán. A todo esto, agreguémosle la falta de educación por parte de los conductores, que, por su origen y posibles soluciones, deben interponerlas los gerentes de las empresas de transporte público.

Civilidad: El grave problema de la mala educación a la hora de conducir vehículos públicos, es la “guerra del centavo”.

 

domingo, 21 de febrero de 2021

Los matrimonios de ayer y las relaciones de hoy

 


Quienes pertenecemos a la época en que, si algo se rompía, se arreglaba y no se tiraba a la basura, ¡somos antiguos! El matrimonio tradicional surgió de la necesidad de que los dos sexos (mujer y hombre) se relacionaran con el fin de que en un futuro se casaran para que la especie pudiera perdurar, lo cual es un instinto natural. Hoy esa unión institucionalizada entre hombre y mujer ha cambiado.

 

En cada período histórico se ha desarrollado una concepción diferente del amor. Lo importante es decir el amor se construye, que llega como un “flechazo de cupido”. El enamoramiento es cosa del destino, y depende de procesos hormonales que afectan las funciones cerebrales y corporales. El amor romántico es la manifestación de atracción física, entre dos personas, es una afinidad compartida entre dos personas que se gustan y que no pueden evitar atraerse entre sí.

 

Los matrimonios de antes se edificaban con ideas tradicionalistas. con cartas, poemas, flores, canciones, dulces y sorpresas. Duraban porque era un pacto para toda la vida y la tradición y la costumbre así lo marcaban. Ambos formaban una familia bajo estrictas normas. La palabra divorcio no existía, si existía, no se mencionaba. Los matrimonios duraban mucho, se juraba amor eterno, era para toda la vida. Si el hombre era infiel, la mujer se aguantaba, si el hombre era violento también se aguantaban. Pero, el amor romántico no puede perder terreno.  

Los tiempos han cambiado, y los derechos tanto de los hombres como de las mujeres han evolucionado, aun así, se dan casos alarmantes, tanto que pareciera que la justicia no existe.

Hoy, el amor no es para siempre. Al poco tiempo, lejos quedan las mariposas en el estómago, los celos sin razón, y aunque el cariño que siente uno por el otro es intenso, confiesan que el fuego, los arrebatos emocionales, las sensaciones y efectos experimentados al inicio, disminuyen con el tiempo, por lo que cada uno repite con frecuencia, “el amor no era para siempre”. Y, “Chao pescado, si te vi no te conozco y cada uno por su lado”. Aceptan las parejas que la pasión se fue, y que las ganas de estar juntos jamás volverán a ser tan imperiosas como antaño.

 

Las parejas posmodernas son un hecho, y las nuevas generaciones, cada día se suman a esas formas de amar. El cada uno en su casa, se expande dando paso a nuevas formas de amor. Los involucrados aseguran que tienen sus ventajas y desventajas. Ni novios, ni amantes; es un tipo de relación: de lunes a viernes solos y que, en recompensa, juntos el fin de semana. Que funcionan bajo el concepto de ‘luna de miel’, porque, al ser estudiantes, cuasi profesionales, no tienen el tiempo suficiente para participar en el día a día de una relación. De hecho, aumentan las probabilidades de infidelidad a causa de la distancia física, lo que dificulta la posibilidad de compromiso y avance en la relación. De allí surge el término: “amigovios” que es una relación amorosa y erótica en la que se excluye el encuadre matrimonial, manteniendo las relaciones sexuales dentro de un vínculo de menor compromiso que un noviazgo. Es decir, sin la cotidianeidad del vínculo matrimonial, ni tampoco proyectos vitales futuros. En la actualidad, el amor de pareja no siempre es sinónimo de unirse a alguien del otro sexo para formar una familia tradicional.

 

Civilidad: Durante un año estuvimos en la oscuridad, ahora llega una luz de esperanza, ¡vacunémonos!

 

 

 

 

 

sábado, 13 de febrero de 2021

Nos ajuiciamos o morimos


 

  • Ciertamente el hombre aislado no puede desarrollarse como persona, de ahí nuestra tendencia a agruparnos en vez de aislarnos. Entre los animales, el ser humano es el más sociable y resistente. El ejemplo son las redes sociales para compartir el estrés pandémico con nuestros seres más cercanos.  Por ello, la sociedad contemporánea vive inventando nuevas formas de interacción social en línea.
  • El período prolongado de soledad y, ante tantas vidas suspendidas y millones de millones en confinamiento, pudiera hacernos sentir desafiantes cuando seamos liberados, desatando muchas quejas, enérgicos cuestionamientos, dedos acusatorios y demandas de represalia.
  • Ciertamente, somos personas de hábitos. El temor ha ido pasando y deseamos abrazarnos. El miedo a tocarnos se esfuma con los días. Pues, muchos salieron de vacaciones a lugares donde ocurrieron desastres naturales como el huracán Iota. Dejaron transcurrir poco tiempo desde cuando se produjo la catástrofe para viajar de nuevo a la zona turística. Poco importaron las recomendaciones de los médicos sobre la evolución de la pandemia. La cuestión es que, nos ajuiciamos o morimos.
  • En todos los recovecos del mundo ha habido poco civismo, se infringen los protocolos sanitarios, que, de manera preocupante, ‘están a la orden del día’. Mucha, gente aprovecha bajo el pretexto de permitir la reactivación de la economía para hacer gala de la indisciplina ciudadana; incumplen las medidas para evitar la expansión del virus que es descomunal e incontrolable. La indisciplina reina en las ciudades y en los campos. Mucha gente deambula por los centros comerciales y por las calles desvirtuando la ‘cuarentena’, desestimando los protocolos de bioseguridad.
  • Mucha gente extraña las interacciones. Ansío el contacto físico y no me da miedo. El Covid ya lo viví y he sobrevivido, se escucha decir con frecuencia. Sale a flote el comportamiento necio, irracional, instintivo; la ignorancia e intolerancia. Pues, no es justo que muchos sacrifiquemos nuestra salud y bienestar, cargando con las consecuencias del encierro, mientras otros ponen en riesgo la vida de todos como si nada estuviera ocurriendo.