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sábado, 28 de noviembre de 2020

Ese cuerpo tuyo y mío, es de todos


 

Desde la cuna ese cuerpito es mío. Imposible olvidarlo, nací muy cerca de él, en el Pabellón Primo Pardo, cuando Popayán también, era un pedacito de cielo. Allí, desde la sala cuna, el sonar de la sirena alertó mis castos oídos. Años después, durante mi infancia en el Barrio el Cadillal, un habitual toque anunciaba las doce del día y tres las emergencias, adoctrinaron mis tímpanos. Desde siempre he querido al Cuerpo de Bomberos de Popayán, cómo no quererlo si lo vi crecer. Recordemos que nació en el corazón de Popayán bajo una ramada de zinc, en un pequeño lote detrás del Hotel Monasterio.

Quien esto escribe, apoyó su progreso. Siendo director de Comfamiliar, admitió la compra de aquel lote con doble fin: construir un supermercado regulador de precios de la canasta familiar y alejar del centro de la ciudad, al Cuerpo de Bomberos para que pudiera construir el cuartel en el lugar donde hoy funciona.

Desde sus inicios el Cuerpo de Bomberos se hizo pobre entre los pobres, pues allí ingresaban sólo discípulos voluntarios; los poseedores de riquezas no fueron hostiles, pero tampoco poco benefactores. Desde entonces, se instituyó la mística y el coraje que dejaba atónito a cualquiera. Quienes querían subir a la altura de sus máquinas debían renunciar a la prudencia para lanzarse al arrojo de las llamas y los riesgos salvando bienes y vidas. Se exigía valentía para desnudarse de su ropaje para vestir con honor las prendas bomberiles, indispensables para desmantelar el peligro sin importar día, hora, arriesgando hasta su propia vida. Acompañados en Cristo y de las hermanas humildad y obediencia, recibían en ocasiones gratuitamente agresiones de insensatos que nunca faltan.  

En verdad, el Cuerpo de Bomberos fue realmente un pobre feliz.  Ofrecía sus servicios al prójimo en forma altruista sin requerir nada a cambio. Tuvo corazón y actitud de pobre con amor por el voluntariado para proteger la ciudad, bajo el lema de “Abnegación y Servicio”. Las estadísticas de salvamento de vidas y de bienes muebles e inmuebles son enormes; pero muchas veces no cuentan en el ideario de los ciudadanos.  

En su septuagésimo aniversario, loor a su fundador Enrique Mosquera Wallis.  Establecimiento bomberil que después de 70 años, (2020-1950) continúa salvaguardando la ciudad. Honor y gloria a los sucesores:  Marcelino Carrillo, Marco Alirio Mosquera, y otros más, quienes debieron hacer uso de “totumas” en las esquinas de Popayán para mendigar apoyo económico de los ciudadanos.   Distinción a Pedro Sussman y José Joaquín Salas (+), quienes le imprimieron desarrollo económico y financiero a la institución. Aquí me incluyo como autor del acuerdo municipal que conjuntamente con Oscar Orozco Pastrana y Diógenes Sarria lideramos la sobretasa en telefonía y luego, en acueducto para el sostenimiento económico del Cuerpo de Bomberos. Fui capitán de bomberos, sin recetas generalizables para combatir el miedo y temor a las alturas. Mi estímulo positivo era sacar a la institución del espacio financiero estrecho. Mi fuerte angustia como capitán administrativo fue ´apagar´ la inflamación financiera. Y a fe que salió de la crisis económica.  

Hoy día es un “cuerpazo” de bomberos, como ente privado sin ánimo de lucro que en virtud de la Ley 1575 del 21 de agosto de 2012, reglamentó la Ley General de Bomberos de Colombia con una estructura bomberil a nivel nacional, departamental y distrital, con funciones específicas. Capítulo aparte, merece el gran impulso y desarrollo empresarial que lleva hoy el Cuerpo de Bomberos, tanto en máquinas de gran poder, como en la construcción de amplias y cómodas instalaciones en estos últimos años.

El Cuerpo de Bomberos, propiedad de toda la ciudadanía payanesa, se encuentra en buenas manos y confiables. El representante legal CT, Juan Carlos Gañan y el subcomandante, CT, Gustavo Adolfo Casas Fernández perseveran la institución benemérita, organizada y dedicada a la prestación del servicio público esencial con atención efectiva en la gestión integral del riesgo contra incendios y emergencias. En este aniversario va para todos los bomberos que se confunden con el fuego por salvar vidas, mi profundo reconocimiento y estimación por sus servicios prestados sin distingos en mi bien amada ciudad de Popayán”.

Civilidad:  Después de un desastre, cuando el peligro pasa, el bombero desea que otros sepan que siempre pueden contar con él.  

 

domingo, 22 de noviembre de 2020

La corrupción patrimonio de todos

 


La corrupción se aviva a diario con distintas almendras y en todas sus manifestaciones. Siempre escuchamos estos resbalones verbales: “Por la restauración moral, a la carga”; “reduciré la corrupción a sus justas proporciones”; “El que la hace la paga”.

En conciencia, la lucha contra la corrupción requiere que no haya hipocresías en la sociedad. La corrupción ha estado desde siempre presente en la vida nacional. No hay en el país una región, que no padezca los efectos de esta realidad multifacética. Es un fenómeno complejo, difícil de erradicar, que transmuta y que se reinventa diariamente. La corrupción –privada y pública– es un tema cotidiano. Es una especie de jinete apocalíptico que aparece en medios de prensa, redes sociales, círculos de amigos y reuniones familiares.

Dolores de Cospedal, realizó un perfecto compendio de la filosofía hobbesiana, ha dicho que la sociedad es tan corrupta como los partidos políticos, dado que el mal está arraigado en cada individuo. Según Dolores de Cospedal, la corrupción es «patrimonio de todos» ya que «si en una sociedad se realizan conductas irregulares, se realizan en todos los ámbitos».

En la política, la corrupción, favorece el aumento de la inestabilidad institucional y, permite el desgaste de las relaciones entre individuos, con las instituciones del Estado. La pérdida de legitimidad política en las altas esferas del Estado, la polarización del poder y la ineficiencia burocrática, son el común denominador.

Todos somos proclives a ser parte del engranaje de la corrupción como mecanismo para agilizar trámites u obtener beneficios. El “pago facilitador” es el modus vivendi, que permite a las empresas públicas y privadas realizarlos como un tributo autoimpuesto, por y para el mismo ciudadano, facilitando que al final, los trámites sean más caros, pero realizables.  La corrupción política genera ruido, ante la incapacidad del Estado, pero no más. Tratan de combatirla con saliva y regulaciones jurídicas, pero “norma dictada, trampa inventada”. Los ciudadanos tienen una gran incidencia en la corrupción que perjudica a la inmensa colectividad. Y navegamos en un mar de legislación, con un centímetro de aplicabilidad.

Estamos tan mal, que tiene que ver con el altísimo costo para quien de manera limpia y sincera denuncia y combate la corrupción, y las reacciones cargadas de agresividad que tiene que soportar. Las evidencias son concluyentes, abundan las muestras de deterioro, de olvido; peor aún, de indiferencia en cuanto al respeto a esas formas de comportamiento asociados a la moral y la honestidad.

Resulta denigrante, pero ¡todos somos un montón de corruptos! Político es sinónimo de corrupción, pero, carecemos de la autocrítica. Nos quejamos de los ladrones de “cuello blanco”, pero los apoyamos. La corrupción es costosa, por eso, como las escaleras, hay que barrerlas de arriba hacia abajo.  La mayor cantidad de actos de corrupción, no solo se concentran en el contacto con las altas esferas del poder, sino también, en el proceder de las personas. Si queremos que las cosas cambien debemos empezar por casa. Si tenemos la ilusión ciudadana de recomponer al país, adoptemos una política integral desde la familia, los centros educativos, el ámbito laboral, deportivo, mediático, cultural, financiero, académico, legal, policía, ejército, etc.

No es disculpa, pero el sinfín de impuestos causa indignación, reduce la honestidad y las buenas costumbres. De allí surge todo tipo de acciones que NO son parte del ADN de los colombianos, pero se aprenden. Los buenos o malos sentimientos y cualidades, no nacen con la persona, se forman durante un proceso educativo que empieza a temprana edad, siendo ejemplo, la actitud de la familia como factor principal para lograr individuos honestos. Desconocerlo sería fatal.

La corrupción empieza saltándose la fila, parqueándose en lugar prohibido, sacando basuras a destiempo, no pagando impuestos, pedir que no le facturen, colarse en el bus. Etc., pésimas formas que son actitudinales. En la pérdida de valores, es oportuno reflexionar sobre esa condición, que constituye una actitud hacia nosotros mismos. Un sujeto es honesto consigo mismo, cuando tiene un grado de autoconciencia siendo coherente con lo que piensa. Contrario a la honestidad es la deshonestidad, maña asociada a la corrupción, al delito y a la falta de ética. Por ello, entre más incipiente es un sistema democrático, más alto será el nivel de corrupción.

Perdimos de nuestros abuelos y padres eso que llamaban, “dar la palabra”, como regla de oro, que no era más que, comprometerse a cumplir lo acordado, sin firmar un papel, pues, estaba de por medio la honestidad. Hoy, firman “pactos de transparencia”, presumiendo de cumplidores de la palabra al hacer un trato, que luego, no cumplen. Otros, reacios no pagan préstamos, unos más, fanfarronean fingiendo ser honestos, estando muy lejos de ello.

Civilidad: El que es honesto, acepta su error o equivocación sin culpar nunca a alguien más por ello. Ser franco y tener el valor de decir la verdad, es asumir que la verdad es solo una y que no depende de personas o consensos.

sábado, 14 de noviembre de 2020

Tramitomanía pan de cada día


 

El Covid-19 forzó a Colombia avanzar en los procesos tecnológicos. Pero, nos cogió con los calzones abajo, pues alguien dijo: “que a los ingenieros de sistemas debían contratarse por dos horas únicamente”. Gracias al confinamiento, las empresas públicas y privadas se vieron obligadas a implantar el teletrabajo y la automatización de muchos métodos. Pero, seguimos rezagados y negligentes con los medios electrónicos. En Europa, cada entidad del estado tiene una sede electrónica, realizando a través de ella todos los trámites electrónicos con los ciudadanos. La tecnología en el mundo, es hoy una necesidad.

 

Colombia lleva varios años preparando la digitalización y adaptando un modelo de identidad digital.  Mediante Decreto 1413 de 2017, estableció los lineamientos generales de los servicios ciudadanos digitales, compuesto por los servicios, incluida la autenticación digital con cédula digital y, la carpeta ciudadana. En marzo de 2020, el Covid-19 obligó al gobierno y a las empresas a hacer un gran esfuerzo, del que no será posible dar marcha atrás. El gobierno debe establecer un modelo de autenticación digital unificado, trayendo importantes beneficios, no solo en materia de seguridad, sino también en agilidad, eficiencia y transparencia, así como un adecuado manejo de los datos personales en la prestación de los trámites y servicios por parte de las entidades del Estado. Debe avanzar en el desarrollo técnico de la cédula de ciudadanía digital y en la apertura de la base de datos biométrica facial como complementaria de la base de datos dactilar que ya opera en algunas entidades públicas, sector financiero, telecomunicaciones y sector notarial, entre otras. La cédula de ciudadanía digital debe evolucionar en sus dos tipologías: la física o material, con chip, y la inmaterial para reposar en los dispositivos móviles. Debe acelerar el paso en la implementación de los servicios base de carpeta ciudadana e interoperabilidad, r implantar las sedes electrónicas de entidades nacionales y territoriales. Las entidades oficiales deberán implementar herramientas de seguridad, ofreciendo trámites y servicios a través de medios digitales de manera remota, garantizando la autenticidad, integridad y correcto tratamiento de los datos personales a través de Servicios Ciudadanos Digitales.

En fin, Colombia debe avanzar en el uso de las TIC, desde las entidades públicas aumentando el nivel de gestión, transparencia y resultados de sus servidores. Y desde la misma ciudadanía a quienes debe facilitarse los procesos, ahorrarle tiempo y esfuerzos innecesarios; por supuesto, creando un nivel de confianza de sus datos personales debidamente custodiados.  

En Colombia impera el exceso de trámites. Escasamente el 4% de los tramites son en línea. La virtualidad debe imponerse, pues según la Función Pública existen más de 62.000 embarazosos trámites.  Ello no permite que el Estado sea más ágil, simple y, eficiente, facilitando los derechos de los ciudadanos para combatir la corrupción. Está comprobado que los trámites engorrosos alimentan la corrupción. En medio de tanta complejidad, tardanza y confusión, los funcionarios corruptos aprovechan para meter la mano y sacar la coima. 

Urge la ley llamada “Carpeta ciudadana digital”, archivo digital en la nube para almacenar todos los documentos digitalizados que relacionan al ciudadano con el Estado. Ello evitará que funcionarios avivatos no pidan a las personas los mismos papeles cada vez que acuden, sin contar las veces que los devuelven por error de los mismos funcionarios porque “le faltó un papel; porque no autenticó la fotocopia del certificado de nacimiento; porque la copia de la cédula era al 150%; que no era constancia sino certificado; que pase por la oficina tal; que necesita dos testigos que lo conozcan”, etc., etc. Y, cuando cree que todo está listo: “se cayó el sistema”. Con la innovación digital, dejarán de existir las estampillas físicas, serán electrónicas para evitar el retraso o imposibilitar los tramites que son un foco también de corrupción; el registro de nacimiento ya no tendrá caducidad.  La ley obligará a que todas las entidades del Estado tengan una única ventanilla de atención al ciudadano, centralizada y capaz de resolverle todas sus dudas con los trámites, de forma integral al ciudadano. Lo ideal sería que no pusieran a los ciudadanos como mensajeros del Estado, volteando de oficina en oficina sin que le resuelvan la inquietud con prontitud.  


Colombia está virtualizada a medias y sin zapatos. Estamos en la moda digital, del portátil, la Tablet o el celular, pero pasamos horas y horas, cumpliendo citas presenciales en videoconferencias que resultan muchas veces infructuosas y tediosas. En la virtualidad hay que ser más ejecutivos. La virtualidad en las empresas públicas y privadas no es más que una grabadora con voz, aguda y veloz, que pasa de extensión en extensión sin poder hablar con un funcionario de carne y hueso y sin ninguna solución.

Civilidad: En el intento del gobierno de reducir la tramitomanía, debe empezar por Colpensiones.



domingo, 8 de noviembre de 2020

El septuagenario Club

Me uno alborozado, a los 75 años de denodado esfuerzo y dedicación del Club de Leones; organización sin fines de lucro, dedicada a servir a la Comunidad. En Popayán, hace parte de esta red global de voluntarios, dotados de reputación entre la ciudadanía, personas de alta calidad humana y, con harta vocación de servicio, que un día, decidieron unirse bajo la impronta indeleble de producir un impacto duradero para corregir y cambiar vidas en la comunidad a través de su asistencia ante necesidades sentidas, identificadas por el Club, por las que han votado sus socios.

Meritoria tarea al servicio de sus semejantes en forma desinteresada sin discriminación política, religiosa o color de piel, bajo el compendio de la buena administración y de acción humanitaria, haciendo parte activa del desarrollo cívico, cultural, social, moral y de bienestar de la sociedad payanesa. Todo en un haz de voluntades al pie de la letra de normas estatutarias que siguen rigurosamente, razón por la cual han perdurado en el tiempo, porque sus socios están ungidos de amistad, confraternidad, desprendidos del interés personal.

Así que, las unidades del Club de Leones, honran su patria chica de origen, por los valores de su cultura, de sus símbolos y de sus tradiciones, al tiempo que profesan su lealtad a la organización. Como ciudadanos de bien, dedican su tiempo, trabajo y recursos.

El “Leonismo” en Popayán, tuvo sus albores el 13 de noviembre de 1945 con notables ciudadanos entre otros, el ex ministro de obras públicas nacionales Tomás Castrillón Muñoz, y valiosos socios fundadores: Humberto Casas, Daniel Solarte Hurtado, Daniel Gil Lemos. Ellos y los de hoy, son precursores de tantos beneficios llevados a la práctica para el bien común, bajo la Misión: “Donde haya una necesidad, hay un León”. Fieles a su lema, tienen mucho por mostrar. Imposible registrar en este escrito el sinnúmero de servicios con cifras demostrativas de su evolución, que con el transcurrir de los años, han dado oportunas y eficaces soluciones.

Imperdonable sería dejar de mencionar el Cuerpo de Bomberos Voluntarios fundado en el año de 1950, propuesto por el León, Enrique Mosquera Wallis, bajo la Presidencia del MD. Jorge Flórez Toro. Institución bomberil que aún protege la ciudad, solventado en sus inicios con el uso de la “totuma” y recursos obtenidos de dos paseos en bicicleta.

En materia educativa, resalto la fundación del Instituto Técnico infantil, que mediante Resolución No. 21, de septiembre de 1948, creó el Instituto, Melvin Jones, permitiendo interactuar con la comunidad en general, mediante actividades académicas, razón de ser de esta institución que ha prestado servicios educativos por más de 60 años a la ciudadanía payanesa, hoy dignamente regentado por el Dr. Fausto Villamil Sánchez.

 

En asistencia médica, y otros profesionales de la odontología y la enfermería apoyan y prestan su colaboración, realizando permanentes brigadas de salud, atendidas por profesionales asociados al Club de Leones. Así como también con elementos e insumos a los Hospitales San José; Susana López; de Belalcázar ©, Asilo San Vicente y al Puesto de Salud de El Bordo, a la Obra de Jesús y María y a la Cárcel San Isidro.

En vivienda, en el barrio la María Occidente, los Leones Ingenieros Mauricio Balcázar y Álvaro Caicedo y los socios Carlos Reinaldo López y Javier Alberto Sánchez, satisficieron la necesidad entregando diez casas a familias de escasos recursos y al gremio de lustrabotas.

Un rol de gran importancia dentro del Leonismo, lo desempeña la mujer, como en la práctica se ha venido demostrando a través de los años. Su presencia y su participación activa son fundamentales para el mejor desenvolvimiento del Club, alcanzando éxito en la convivencia integradora. Con esa poderosa fuerza de respaldo, en el mes de diciembre, el Comité Femenino del Club, realizan recolectas de regalos para distribuirlos entre niños de escasos recursos como obsequio navideño en ceremonia especial, vinculando empresas públicas y privadas, para ser entregados en acto cultural con mensajes de solidaridad y de convivencia familiar y comunitaria.

Todo lo que sabemos sobre el Leonismo es muy poco, pues ser León es más que cargar un distintivo en la solapa del saco.  Es más que contribuir con recursos para obras asistenciales u ocuparse del bien de la comunidad. Es más que entablar amistades. Es más que perorar, echar discursos, o aplaudir y, elogiar al orador ¡Es servir con el corazón al desvalido!

El Club de Leones, está integrado por un reducido grupo de personas altruistas que se entrelazan con los problemas sociales de Popayán. De allí, la necesidad de valorar sus obras, enalteciéndolos para agradecerles por tantos y tantos servicios prestados. A todos ellos, desde el presidente, domador, hasta el último “tuerce rabos” va dirigida esta manifestación de reconocimiento.

Civilidad: En gesto de gratitud. ¡Gracias Leones!