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viernes, 20 de marzo de 2020

Tenía que llegar, y llegó



Era un hecho irremediable que el coronavirus tendría que llegar a Popayán y, que las autoridades sanitarias deberían estar preparadas. Era inevitable. Los investigadores han concluido que, el nuevo coronavirus está ocasionando más contagios, porque los infectados podrían estar transmitiéndolo antes de que se les reconozcan los síntomas, por lo que las medidas para controlar su propagación, debemos hacerlas más efectivas.

El caso del SARS-COV2, no es nuevo, ahora identificado como la causa de la enfermedad por coronavirus de 2019 (COVID-19) que comenzó en Wuhan, China, a fines de 2019 y que, se ha diseminado por toda la tierra. Evidencias científicas y sus revelaciones confirman que los ciudadanos debemos atender los consejos de los profesionales sanitarios y, desde luego, acatar todas las recomendaciones de las autoridades para tomar precauciones ante la presencia de este virus respiratorio, evitando el contacto con los infectados; no tocarse los ojos, la nariz, ni la boca; permanecer en casa si está contagiado; cubrirse con un pañuelo cuando se tose o estornuda y después tirarlo a la basura; limpiar y desinfectar periódicamente los objetos y superficies.

Los ciudadanos de Popayán, estábamos advertidos que debíamos prepararnos para hacer frente a este virus mundial, con eficacia, entereza y proporcionalidad, para estas circunstancias ¡tenía que llegar y llegó!

El primer caso de contagio en Popayán fue notificado por el mismo mandatario de los payaneses, Juan Carlos López Castrillón, quien, con alta dosis de serenidad y en acto de responsabilidad, se dirigió a la ciudadanía para comunicar la trágica noticia. Con estoicismo, manifestó claramente que, al tomarse las pruebas, estas confirmaron su contagio de coronavirus. Al mismo tiempo, con temple, insistió que esta enfermedad, se puede contener y que, entre todos, podemos frenar su difusión.


Ciertamente, Popayán, puede conseguir ralentizar la infección mundial, con medidas que son aplicables de forma "universal". ¿Cómo?, identificando a las personas enfermas para darles atención inmediata. Rastrear sus contactos y, prepararnos para el incremento de los enfermos y, conformando verdaderas cruzadas con un ejército sanitario. Hay que identificar a todos los contactos que podamos para que guarden el debido distanciamiento y la disposición de confinamiento. Con grandes dosis de calma y solidaridad debemos combatir el coronavirus, ahora más que nunca, con mayor contundencia. Así que, en esta etapa: a grandes males, grandes remedios porque nos corresponde vivir el aquí, el ahora, y no ayer ni mañana. Los efectos negativos del coronavirus no pueden ser motivo de discusión; y, la mejor forma de afrontarlos es buscar entre todos, los medios para superarlo, aprovechando la ocasión para sacarle partido a la muerte.

El obligado encierro a que nos vemos sometidos, nos impone un cambio de hábitos. La cuarentena, nos permitirá salir pronto de esta situación, si todos ponemos de nuestra parte. El aislamiento social, nos permitirá valorar la familia, los amigos, la naturaleza y cada detalle de la vida. El auténtico bienestar es querernos nosotros mismos, y desearle lo mejor a los demás, aunque creamos que no se lo merecen.
El mundo en que vivimos está lleno de cosas maravillosas, que debemos aprender a ver a primera vista. Estos momentos deben servir para acercarnos más a Dios. Deben ser instantes de reflexión para ganarle la batalla al virus, sanando el cuerpo de las gotas del coronavirus, y hoy más que nunca, para apaciguar las almas perturbadas por la saliva del odio.

Yo por mi parte, con mente y corazón, cargados de optimismo, elevo mis súplicas al Patrono de Popayán, el Santo Ecce Homo, para que nos libre de este escenario de crisis de salud pública y para que incendie de amor el corazón de sus habitantes.

Civilidad: Hará falta un buen trabajo, esfuerzos, sacrificios y suerte para lograr controlar el virus con fuerza y resiliencia ante tanta adversidad.

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