Buscar en El Viejo Farol

sábado, 4 de mayo de 2019

Portentosa marcha






Tan pronto apagué mi vela, me puse a escribir estas líneas. Imposible dejar de narrar semejante acontecimiento excepcional, que únicamente se cumple en la amada Popayán. En tanto que, en casi en todas las capitales del mundo como: Paris (Francia), Johannesburgo (Sudáfrica) Hong Kong (China), Berlín (Alemania), Seúl (Corea del Sur), Viena (Austria), Yangón (Birmania), Ankara (Turquía) y, la Habana (Cuba), entre otras, el día internacional de los trabajadores, durante el primero de mayo, se conmemora, mediante protestas buscando reivindicaciones sociales y laborales a favor de las clases trabajadores por parte, especialmente, de movimientos anarquistas y comunistas. En Popayán, el primero de mayo es original. Desde tempranas horas de la mañana, empieza la ´pelea´ campal por un espacio en la Plazoleta de la iglesia de San Francisco, porque adentro no cabe un alma más. La concentración es en torno a la venerada imagen del auténtico “Patrono de Popayán”, el “Ecce Homo” - expresión latina que significa “este es el hombre”. Fieles fervorosos se congregan para escuchar la santa misa para luego, acompañar por las céntricas calles de la ciudad la procesión del Cristo golpeado y atado en una gran demostración de fe y esperanza.
 Ríos de gente,
 hombres y mujeres testigos del sol, en expresión de devoción religiosa, se lleva a cabo todos los años, en esta ocasión, multitudinaria. Más de treinta mil personas, entre niños, mujeres y adultos, acompañamos la imagen, que ya no es sólo de los ´patojos´ sino de los fieles católicos de diferentes partes del mundo que asisten a la parroquia; que sienten en sus corazones esta religiosidad y que aprendieron a aspirar el olor humeante de incienso, de velitas, velas y hachones de laurel como el mejor regalo para el mundo. No hay duda, seguirá vigente y en aumento, porque se trasmite de generación en generación.
 
En un hermoso día, con ardiente sol, miles de fieles católicos como servidores de Dios, desfilamos al son de alegres canciones entonadas por bandas y chirimías, escoltando al santo de nuestra devoción. Tremenda demostración de reconciliación entre hermanos y seguidores de Cristo flagelado. En profundo recogimiento, penitentes descalzos, la apretujada muchedumbre marchó, sin publicidad, sin arengas, sin grafitis, ni protestas, sin el Esmad, orando, rogando, pidiendo y agradeciendo los favores recibidos. Mirando el rostro y el cuerpo del Amo azotado. Renovamos nuestra confianza al Dios que acompaña nuestras vidas. ´Ese Hombre´ que acompaña la historia de esta ciudad, el mundo y su iglesia. Ese Dios que quiere la salvación mediante la comunicación de amor. En la marejada de gente del 1º de mayo en Popayán, todo es adhesión al “Amo”, sin diferencias de ninguna naturaleza, demostrando que, Jesús, como Hijo de Dios, no es un agitador social, es un bienhechor de la humanidad, nuestro único salvador.


Las bendiciones prodigadas por el carismático arzobispo, Luis José Rueda Aparicio, nos puso a reflexionar sobre el sentido profundo de nuestra fe, para suplicar al Ecce Homo: No nos abandones, olvida que te hemos ofendido. Calma la borrasca en nuestros corazones. Ahuyenta los lobos hambrientos, no dejes al mundo en la orfandad.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario