De pedir el voto a
viva voz a mediados del siglo XX, pasamos al imperio de la imagen actual, a las redes sociales como formas de ejercer la política.
Vivimos una época de cambio permanente Cambios que abarcan los campos de la
actividad humana, las ciencias, la economía, el deporte, la cultura, y la
política, que por cierto, ya no es la misma. Ahora
no hay ideas, no tienen ideologías y van de derecha a izquierda y de izquierda
a derecha.
Desandando el tiempo.
¿Cómo se hacía la política en otros tiempos para atraer votos? Acudían a propaganda
callejera. Montaban altoparlantes en destartalados vehículos recorriendo los
barrios y tirando volantes que la muchachada recogía. Empapelaban muros y paredes con afiches de la
imagen impostada de los candidatos. En las ventanas de las casas de líderes
barriales pegaban los retratos de los
candidatos, aparentando con quien era la cosa política. Predominaban reuniones
políticas en salones comunales, parques y,
polideportivos, como otra forma de conocer la oratoria y las propuestas
de los aspirantes. El medio televisivo era costoso y apenas asomaba en el
horizonte mediático. Grupos de avanzada antes y después del perifoneo, tiraban debajo
de las puertas las papeletas (votos) esmeradamente dobladas y estampadas en
rojo o azul como símbolo del partido (liberal o conservador) Así las familias
coleccionaban el muestrario de la oferta electoral del momento, para tomar la
decisión por pálpito, convicción
ideológica, o por propuestas, pues, las encuestas no existían. Así llenaban los
espacios públicos de espíritus selectos, oprimidos por la explotación, la
ignorancia y el olvido de los gobernantes y
dirigentes de la cosa pública.
En aquellas calendas,
la participación femenina era muy escasa. Pocas mujeres subían a la tarima a
discursear; pues era mal visto que las mujeres
cambiaran el hogar por el comité. La política era cosa de hombres. Pero había
lideresas de “raca mandaca” (para decir de lo mejor). Había mujeres, que se convertían en unas “fieras”, haciéndose
mechonear en defensa de su ideología.
¿Quién financiaba las
campañas?, en parte, los candidatos y un poco, los partidos. Los partidos tenían
tesoreros que cumplían la misión de recaudar
aportes en cada sitio de trabajo a funcionarios que representaban los partidos
en las empresas. En esos tiempos, el político salía más pobre de lo que entraba
a la función pública. Cuando perdía las
elecciones, perdía su patrimonio y el de su familia. No existían los militantes
pagados.
El día de las
votaciones en la noche, los electores se reunían a oír las noticias radiales, a
escuchar los resultados, cual si fuera una final de futbol; haciendo análisis,
sacando cuentas y, porcentajes, pendientes
del desenlace político.
He puesto la mirada atrás, añorando la “Vieja Clase Política”, de grandes personajes, de seres que, aunque llenos de defectos y pecados, generaban credibilidad, admiración y respeto. “Vieja Clase Política”, que dio paso a la “Nueva Clase Política” conformada por los delfines de la anterior, por los “nuevos ricos” de nuestra sociedad, por gentes llenas de ambición por el dinero y el poder que han “evolucionado” hacia nuevas formas de aprovechamiento de los recursos del Estado.
He puesto la mirada atrás, añorando la “Vieja Clase Política”, de grandes personajes, de seres que, aunque llenos de defectos y pecados, generaban credibilidad, admiración y respeto. “Vieja Clase Política”, que dio paso a la “Nueva Clase Política” conformada por los delfines de la anterior, por los “nuevos ricos” de nuestra sociedad, por gentes llenas de ambición por el dinero y el poder que han “evolucionado” hacia nuevas formas de aprovechamiento de los recursos del Estado.
Civilidad: El encono y la división
hacen estragos.