Buscar en El Viejo Farol

sábado, 21 de diciembre de 2024

Revocatoria, derecho político

 


La Ley 134 de 1994, norma con la que cuentan los ciudadanos para dar por terminado el mandato conferido a un gobernante. Es un mecanismo de participación ciudadana otorgado para defender el voto de los electores. Escribo sobre el tema, al escuchar y leer por doquier las voces pidiendo tempranamente la revocatoria del alcalde Juan Carlos Muñoz Bravo, ante la insatisfacción de la ciudadanía frente a la labor del inexperto mandatario.  

Aquí explico, que este proceso se puede convocar un año después de comenzar el mandato y, siempre, antes de los 12 meses de que termine. Los legisladores lo instauraron desde 1968, al entrar en crisis la democracia puramente representativa que la transformaron en democracia participativa, al suponer que el ciudadano no solo puede votar, sino que tiene otras formas; entre ellas, la revocatoria de mandato, como mecanismo de control para evitar el abuso o la impericia y, “metidas de pata”, del ganador.

Pero, lo cierto es que, la revocatoria en general, va en contravía del concepto de Mandato Libre que es regla universal en los sistemas electorales. En un principio, el elegido sí era un mandatario de los electores que lo apoyaron; pero luego se entendió, que el gobernante debe estar libre para gobernar dentro de la ley, sin estar consultando más que a su propio partido; pero, escuchando y atendiendo a los gobernados en general.

Luego entonces, el constituyente se equivocó en 1991 al instituirla, porque ya no existe ese Mandato Imperativo del principio, sino el Mandato Libre; aunque inicialmente no se aceptó; pero luego se universalizó: el elegido actúa solo de conformidad con la ley de acuerdo a su leal saber y entender.

Y es que, las causales son muy ambiguas. Hoy en día, un gobernante no cumple a cabalidad su programa de gobierno porque depende de varios factores que impiden que pueda lograrlo. Además, es muy complejo medir la insatisfacción de la ciudadanía. En el fondo, la revocatoria es otra elección, que les da ingobernabilidad a los electos, que deben concentrarse en su defensa. En tanto que, a los ciudadanos les permite desahogarse, más no castigarlos por no aprender a votar bien, ni tampoco a los partidos y líderes perdedores por no saber hacer alianzas estratégicas adecuadas.

Entonces, votar por la revocatoria es un fracaso porque no hay incentivos para los ciudadanos. Sin recibir estímulos del Estado por votar, ni ilegítimos de los políticos como en las otras elecciones con el tamal, el licor o el dinero, etc. En ocasiones, suelen ser estrategias de los perdedores de las elecciones, intentando forzar las decisiones al mandatario elegido, o haciéndole oposición para pedir cuotas o simplemente para hacer campaña para las siguientes elecciones.

De allí que, en mi opinión, ¡la revocatoria es un fracaso! Es un gasto innecesario de dinero y de tiempo. Más provechoso resultaría, tratar de educar mejor a los electores para que voten con mejor criterio. Pasará mucho tiempo antes de que la revocatoria llegue a tener utilidad en otros tiempos. Mientras tanto, continúa la inconformidad como “olla de presión” de los ciudadanos y de persuasión ante el reyezuelo sin escrúpulos. En la amada Popayán, cada rincón está escrito. Y si como dicen la palabra escrita tiene el poder para recuperar la ciudad, con respeto y sin irritar, hagámoslo para que algún día el viento transporte las palabras haciéndolas realidad. 

Civilidad: Utilizar bien las palabras para construir en lugar de destruir, debe ser el lema de payaneses desde el principio hasta el final. ¡Feliz Navidad amables lectores!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

sábado, 14 de diciembre de 2024

Joyas arquitectónicas de Popayán

 




“Llorar como mujer lo que no supimos defender como hombre”. Breve frase que podría escribirse en una lápida en Popayán. Explicando que así ha sido siempre en la “Ciudad Blanca”. No fuimos capaces de defender la estación del ferrocarril. Bella edificación que fue por muchas décadas un icono en la amada Popayán. La perdimos, lamentablemente cuando cierto alcalde mandó a demolerla. Pésima decisión, haber derribado esa edificación que era una joya para admirar de la histórica arquitectura de Popayán.

Tremendo carrusel de errores contra nuestra amada ciudad, cometieron líderes gubernamentales, que lo único que hicieron fue destruir y acabar con el patrimonio histórico, elementos arquitectónicos que fortalecían nuestra identidad cultural. Quienes, conocimos, vivimos y disfrutamos de la maravilla del ferrocarril del Pacífico, hoy nos lamentamos, no solo por la demolición de la estación del ferrocarril, otra gran joya arquitectónica, sino por el viacrucis que soportamos viajando Cali-Popayán. Si la vía férrea existiera, no utilizaríamos: tractocamiones, carro-tanques, y vehículos de carga pesada que, en la panamericana, son causa de trancones y accidentes.

La Plaza de Toros Francisco Villamil Londoño, fue otro símbolo de identidad y cultura en Popayán. Actualmente cerrada y sin actividad taurina. Contaba con amplias y bellas zonas destinadas al público y, el ruedo dónde se desarrollaba la novillada con instalaciones necesarias para el festejo del arte taurino. Su estilo arquitectónico colonial, era una de las más bellas de Colombia a decir de los maestros de la torería. Con esta festividad de origen español, Popayán movía su economía. Sin embargo, en los últimos años, el deterioro de la plaza de toros, es evidente. Los amorosos con Popayán expresamos gran preocupación por la ruina en que se encuentra este valioso patrimonio. No cabe duda, sobre la ciudad cae la maldición del arzobispo expulsado por Tomás Cipriano de Mosquera ¡Popayán se cae a pedazos!

Dentro del marco histórico existió otro de los espacios más antiguos de la ciudad. La Plaza de Mercado construida entre 1924-1928. En su interior, veíamos decenas de comerciantes, cerrando tratos con la frescura de los productos del campo que allí mercadeaban. Esa arquitectura, símbolo de prosperidad y abundancia, abría sus cuatro enormes portalones de lunes a domingo, desde las ocho de la mañana hasta las cuatro de la tarde para todos aquellos que deseaban mercar o disfrutar de un plato de comida casero con sabor a plaza. La demolieron para levantar el adefesio del Centro Comercial Anarkos, ahora convertido en el basurero central de Popayán.  Parafraseando al Maestro Valencia, expreso: En el umbral de la polvosa ciudad, he visto sucias sus calles y el pueblo entumecido.

Esos referentes antiguos representaban, en mayor o menor medida, la metáfora de un lugar y tiempo, una idea, una poética, un movimiento, el testimonio de un tiempo o de una forma de vida.  Aunque siguen siendo uno de sus principales atractivos, cada vez se caen a pedazos.  Lástima grande, esos hermosos caserones que por varios siglos ocuparon las familias más destacadas de la ciudad, hoy las modifican en su mayoría para diferentes usos. Si no se conservan, pueden destruirse y desaparecer, dando como resultado una pobreza cultural y el deterioro de nuestra identidad como vestigio de ciudad colonial.

Con motivo de otro aniversario, la población debería entender que este tipo de inmuebles antiguos, una vez que se destruyen no los podemos reponer. Conservarlos en buen estado, atrae el espíritu patojo y, sobre todo, nos permite transmitir a las generaciones presentes y futuras, la memoria histórica de nuestra entrañable ciudad, como parte fundamental de nuestra identidad local.

Civilidad: Inundado de lágrimas veo la ruina de mi ciudad amada

domingo, 8 de diciembre de 2024

¡En modo de Navidad!

 


¡Ha llegado la Navidad! Es tiempo de reflexión, de cambios, de Paz y Amor. Queridos lectores, que hermoso es escribirles. Para mí es un privilegio empezar la época de Navidad con ustedes. Me declaro en modo de Navidad, que, con su significado y belleza especiales, a menudo nos provoca lágrimas, y también alegrías; pero que inspira un nuevo compromiso con Dios y, que nos proporciona descanso para el fatigado cuerpo y paz para el alma. Digamos que hemos pasado un año dificil. Para algunos envueltos en problemas de toda índole por la presión social, económica de la época y quizá por ello, pierdan el mismo espíritu que intentan obtener. Pero, la magia de los días de Navidad es única; es esa magia que se nos instala en el corazón y nos hace sentir y percibir el mundo desde otra óptica.

Diciembre es un mes de fiesta, de abrazos, de amistad, de intercambio de regalos, donde se olvidan los rencores, se ensalza el perdón y se unen los lazos afectivos, no sólo porque celebramos el nacimiento del Niño Dios, sino porque termina un año más, un año que pudo ser bueno, malo o regular, con sus aciertos y sin sabores, con sus penas y alegrías. Y porque comienza otro donde nos hacemos nuevos propósitos de vida, planes para un nuevo año, haciendo un recuento del viejo año, disponiéndonos a vivir un nuevo año distinto, con el aprendizaje del año que termina.

Entonces, Navidad, es la invitación a repensar nuestro nacimiento con la realidad de las circunstancias peculiares a cada uno. Tan natural como es para mí volver con el pensamiento positivo, al compás de recuerdos sugestivos, con la calidez de mi casa, mi familia, mi ciudad y desde luego, de manera natural, para cada uno de mis lectores y amigos.

Diciembre es uno de los meses más esperados y preferidos para muchos, pues representa una época distinta a los meses anteriores, de meditación, espacio ideal para pasar tiempo en familia, agradeciendo por las bendiciones del año viejo y el comienzo de otro con nuevas posibilidades durante el año nuevo.

Y es que, sin distingos de ninguna naturaleza podemos pedir en este día para que a nuestros gobernantes, la Virgen María los guie por  el buen camino y que les conceda, sabiduría y prudencia para que los gobernados podamos alcanzar, la paz, y la unidad que ilumine nuestros hogares, a la dolorida Colombia, el Cauca y Popayán y el mundo. 

Hoy es 8 de diciembre que para muchos representa solamente el día de las velitas, como el inicio oficial de la época de navidad. Ciertamente, en esta fecha se da inicio a la Natividad, pues celebramos los católicos el día de la ´Inmaculada Concepción´ porque María era una mujer inmaculada, es decir, libre de cualquier pecado. Cuenta la historia sagrada  que esta tradición fue creada por el papa Pío IX, el 08 de diciembre de 1854 y,  que antes de que se expidiera el documento, como muestra de apoyo al deseo del Santo pontífice, muchas personas salieron a las calles con velas encendidas, y que de allí nació la tradición del día de las velitas. Así que esta celebración católica, marca el inicio de las fiestas navideñas, evocando el momento en el que la Virgen María fue fecundada por el Espíritu Santo.

Civilidad: Que nuestra Navidad sea real. No se trata sólo de adornos y cintas para embellecer el pesebre y el árbol navideño. Recordemos que Jesús nació en una pesebrera. Adornemos nuestros corazones con expresiones de mucho amor.