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sábado, 17 de agosto de 2019

La noble Popayán


He dado un paseo por la lectura, para conocer sobre otras épocas de la historia.  Imposible cubrir el amplio abanico de temas, desde la época pre-colombina, haciendo referencia a los acontecimientos como república. Colombia como nación, es relativamente nueva, acaba de cumplir 200 años. Sin embargo, pocos conocen de ella, porque desde hace 32 años se dejó de enseñar la historia de Colombia como cátedra independiente y obligatoria.
Las ambiciones regionales y la avaricia, han estado presentes desde el período de la “Patria Boba”. Llamada así, por la pérdida de tiempo, que en realidad no fue tan “boba”, porque se dieron los primeros pasos para la conformación de la República. Cartagena y Popayán tenían los mismos títulos, inclusive más que Santa Fé de Bogotá para ser la capital. Pero, no fue así porque al primer congreso nacional, de provincias convocadas el 22 diciembre de 1810,  concurrieron Santa Fé, Mariquita, Neiva, Pamplona, Socorro y Novita (Chocó), dejando por fuera provincias tan importantes como Cauca, Antioquia, y Cartagena. Y, en noviembre de 1811 aprobaron el Acta de Confederación de las Provincias Unidas de la Nueva Granada, considerada la primera Constitución Nacional, documento que  fue redactado por nuestro coterráneo Camilo Torres.
Para que se conozca la grandeza de los próceres que han glorificado a Popayán, en las arquillas del Pateón de los Próceres, se guarda como un tesoro, las cenizas de figfuras de grandes hombres, hijos de mi ciudad, que dieron su sangre por la patria para fundirse en bronce de eternidad.
Para renovar esos sentimientos de amor por mi nativa ciudad, leamos el pensamiento  del Maestro Baldomero Sanin Calvo sobre Popayán. “En todos los sucesos de la historia de Colombia que tienen significado primordial, Popayán ha presentado sus hijos para la dirección de las gentes o para la consagración de las ideas, sellándolas con la propia sangre. Fue larga, penosa, para muchos incomprensible, aquella etapa de nuestra historia en que las ideas, los principios, en algunos casos excepcionales las ambiciones de hombres exclusivos, convirtieron en campamento el haz de la República, que en la mente de los fundadores debió ser palestra de la razón. La prueba de las guerras civiles no paralizó el andar de las naciones civilizadoras, como se ha creído erradamente. En esas luchas acabaron por afirmarse en el corazón de las gentes y en las instituciones la idea democrática y republicana y el amor a la paz. En aquellos años de prueba la historia de Popayán es acaso la más agitada y violenta. Ofrendó la vida y la actividad de sus mejores hijos en campamentos antagónicos para afirmar el destino de sus principios. De aquellas luchas la idea republicana salió ilesa. Y si en ocasiones la libertad pareció sufrir pasajeros eclipses, el equilibrio natural de las fuerzas humanas ha venido a hacer de este país el asilo natural de la libertad en todas sus manifestaciones, y de la tolerancia, que es la virtud máxima del hombre civilizado. En todo momento de nuestra carrera colombiana hacia el adelanto fundado en la justicia y en la moral, esta noble ciudad ha enviado sus hombres a la lucha mortal, a los parlamentos, a las legaciones, para mantener en alto la idea colombiana”.
Civilidad: Mis escritos sobre Popayán no tienen contenido nostálgico sino de  reflexión.

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