HORACIO DORADO GÓMEZ
horaciodorado@hotmail.com
Popayán en anécdotas
Popayán tiene un pasado con un sinnúmero de
historias llenas de miedo que bien utilizadas, servirían de atractivo turístico,
porque es una fábrica limpia de convertir la ciudad en destino turístico contando
anécdotas de terror con fantasmas ficticios o no. Podríamos atraer turistas
nacionales y extranjeros, no solo describiendo este lugar, sino transmitiendo la palabra oral
que se hace presente aquí para convocar los mitos, las leyendas, las anécdotas
urbanas, a poetas sin libros, a todos los que quieran sumarse a la aventura de
escuchar y contar teniendo como testigo indiscreto al fuego del caldero. Contar,
por ejemplo, el menú fantasmagórico de Popayán de los viernes santos, a media
noche, cuando se oyen los ruidos de las cadenas y la figura del monje sin
cabeza o las almas en pena que anuncian tesoros escondidos que
infortunadamente, año tras año, sufrimos desilusiones al no encontrar la guaca.
En el Popayán de mis amores, de lunes a domingo, hay episodios absolutamente
posibles, que como notarán mis lectores, las personas con las que lo viví son
de absoluta credibilidad dada su calidad intelectual y seriedad, que garantiza
la autenticidad de los hechos.
Otra también, leyenda de una noche de pascua de resurrección en el viejo
caserón del centro histórico del que me reservo su dirección para no
comprometer a sus habitantes a quienes aún no los deja vivir el franco estado
de angustia y tensión nerviosa por el espanto que los mantiene desde siempre. Allí
existe, una habitación encantado en donde se producen desde siempre, ruidos por
demás extraños en una de las camas de
dicha casona. En aquel lugar, precisamente se daba alojamiento ya en el año 1618,
con el mismo espíritu de servicio y la experiencia que ha acumulado la familia
durante todos estos años. Es una habitación encantada, por los ruidos que se
inician cuando se acuestan en esa cama, que no permite dormir a nadie, lo cual
se nota al siguiente día en las profundas ojeras por el curioso suceso que
evidencia el estado de ansiedad que se siente en ese camastro. Según datos
familiares, en la antigüedad, se miraba con el mayor respeto el lecho nupcial y se
guardaba durante la vida de la mujer que la había armado, y si el marido pasaba
a segundas nupcias, no podía servirse de aquella cama, sino que le era preciso
hacer armar otra por la nueva esposa.
Creyendo que
ese camastro por el paso del tiempo, y por el envejecimiento normal de la
madera pudiera haber adquirido sonidos que pueden asimilarse a fenómenos
paranormales, ha sido revisado cuidadosamente, incluso, la han desarmado y
vuelto a armar, sin encontrar nada anormal en ese mueble, de tal naturaleza y antigüedad.
Por eso, buscaron a estudiosos de ciencias ocultas y paranormales que
presenciaran y descubrieran el misterio de la sonora cama que hace poner los
pelos de punta. Provistos de equipos electrónicos y armados de valor penetraron
en la habitación, estableciendo contacto con el más allá a fin de minimizar las
posibilidades de una posesión. A través de varias sesiones, lograron el más
horripilante diálogo del cual se supo la muerte de la primera persona
propietaria del lecho nupcial, muerta en circunstancias confusas aparentemente
estrangulada en dicha residencia hacía muchos años y, sobre lo cual, no
quisieron dar detalles de tal experiencia en la mencionada historia payanesa.
Civilidad: Mi amada ciudad contiene mucho
secreto, recóndito o reservado que es difícil de contar.
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