Los puntos sobre las íes | El Nuevo Liberal
¡El debate está abierto! Diferenciarme con ideas, ha sido y será mi consigna en mis escritos. En particular, en jornadas donde el descontento y la desconfianza, se apoderan de la mayoría de los ciudadanos, no al calor de las dudas, sino sobre la solidez de quienes se sirven del banquete de la mesa tendida. Inspirado en planteamientos y argumentos, durante más de veinte años como columnista del diario El Nuevo Liberal, revelo públicamente el crimen ecológico, que con el otorgamiento sostenido de “permisos” edifican sobre humedales, hipotecando el futuro de nuestra ciudad, esquilmando a los contribuyentes del fisco municipal. Igual, he sido coherente, tecleando mi computadora, ante la destrucción del pasado arquitectónico de mi bella Popayán
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domingo, 21 de octubre de 2018
HORACIO DORADO GÓMEZ
¡El debate está abierto!
Diferenciarme con ideas, ha sido y será mi consigna
en mis escritos. En particular, en jornadas donde el descontento y la
desconfianza, se apoderan de la mayoría de los ciudadanos, no al calor de las
dudas, sino sobre la solidez de quienes se sirven del banquete de la mesa
tendida. Inspirado en planteamientos y argumentos, durante más de veinte años
como columnista del diario El Liberal,
revelo públicamente el crimen ecológico, que con el otorgamiento sostenido de “permisos”
edifican sobre humedales, hipotecando el futuro de nuestra ciudad, esquilmando
a los contribuyentes del fisco municipal. Igual, he sido coherente, tecleando
mi computadora, ante la destrucción del pasado arquitectónico de mi bella
Popayán.
Lo peor de ser columnista, es ejercer de adivino, analizando el presente
y el pasado, que conduzca al futuro. Once años atrás, sostuve la misma discusión,
señalándole el yerro al constructor que hoy se muerde de rabia, porque desde la
inauguración de su obra, cada que llueve, “Campanario” se inunda. Era bien conocido el origen
del humedal de carácter natural, que el ingeniero Hugo Eduardo Muñoz, desecó con
autorizaciones “legales”, de manera antinatural, por lo que sus palabras,
tienen tal cinismo, que rayan con la desvergüenza. Desinformar es su cualidad, repitiendo:
“la crítica payanesa espera que sucedan las cosas malas para dar rienda suelta
a la negatividad”.
Reconozca
ingeniero Muñoz que se pifió construyendo el “Centro Comercial Campanario”, a más
bajo del nivel de las vías que lo rodean. Sin desagües para ahorrar costos, por
lo que se seguirá inundando. Respóndale a los comerciantes por la lesión enorme
y perjuicios causados. Desecó la quebrada “Manchángara” y tapó sus humedales. Hoy,
las aguas subterráneas buscando su cauce, brotan. No culpe a las
precipitaciones lluviosas.
Defiéndase con
altura. No se vaya por las ramas. Nada tiene
que ver lo anterior, con el rencor que respira por la herida contra quien lo reemplazó
en el Consejo Superior del Alma Mater, irrespetándole la dignidad humana;
cuando, usted, no le llega ni a los tobillos. Serénese ingeniero Muñoz, mida su
hoja de vida con la de su sustituto y encontrará que su paso por la Universidad
del Cauca, merece la censura de “invisible”. Ocho o doce años se mantuvo
agazapado en el poder ¿Cómo llegó a ser representante del Presidente de la
república? ¿Por sus buenos modales, estatura moral? “¡Averígüelo Vargas!”
Ciertamente,
los corruptos viven “agazapados” en medio de la sociedad payanesa.
Especialmente, en la política que tiene vasos comunicantes con pícaros que, sin
condición de militantes en determinada ideología, sin ética política; pero con
dinero, se convierten en el mejor enlace.
La crítica
y la verdad deberían ser lo esencial, por eso, no extraña su soberbia actitud.
Si irrespetó al medio ambiente, que podemos esperar de su trato humano con la
mano peluda de la complicidad, que es lo más terrible para los amantes de la
putrefacción administrativa. En Colombia,
la suerte de nuevos empresarios de la construcción, muchos de ellos
pertenecientes a viejas mafias, invierten su dinero en lo que parece
representar un camino fácil para un buen negocio. Estos empresarios
inescrupulosos, acostumbrados a moverse en la oscuridad, compran las licencias
de construcción. Todo tiene precio. O no ingeniero Muñoz. Pero, nadie con
valor ciudadano y, con conocimiento de causa razón, confiesa, dónde se cocina y
ventila la parte técnica de sus “guisos”.
De mí, sé
decir, que hace 30 años a 10 minutos de mi “Ciudad Blanca”, en Pisojé, a
orillas del rio Cauca, construí en medio de un marco de naturaleza y armonía,
el más grande Centro Recreativo Familiar, sin que se haya inundado hasta ahora.
Y para calmar su ira, su otra cualidad del necio; con el ingeniero Aurelio
Iragorri Hormaza, me une una amistad de toda la vida, que conservo con orgullo,
afecto y respeto.
Civilidad: Tres Avemarías para que no llueva en Popayán porque se inunda
“Campanario”.
domingo, 14 de octubre de 2018
HORACIO DORADO GÓMEZ
horaciodorado@hotmail.com
Popayán en anécdotas
Popayán tiene un pasado con un sinnúmero de
historias llenas de miedo que bien utilizadas, servirían de atractivo turístico,
porque es una fábrica limpia de convertir la ciudad en destino turístico contando
anécdotas de terror con fantasmas ficticios o no. Podríamos atraer turistas
nacionales y extranjeros, no solo describiendo este lugar, sino transmitiendo la palabra oral
que se hace presente aquí para convocar los mitos, las leyendas, las anécdotas
urbanas, a poetas sin libros, a todos los que quieran sumarse a la aventura de
escuchar y contar teniendo como testigo indiscreto al fuego del caldero. Contar,
por ejemplo, el menú fantasmagórico de Popayán de los viernes santos, a media
noche, cuando se oyen los ruidos de las cadenas y la figura del monje sin
cabeza o las almas en pena que anuncian tesoros escondidos que
infortunadamente, año tras año, sufrimos desilusiones al no encontrar la guaca.
En el Popayán de mis amores, de lunes a domingo, hay episodios absolutamente
posibles, que como notarán mis lectores, las personas con las que lo viví son
de absoluta credibilidad dada su calidad intelectual y seriedad, que garantiza
la autenticidad de los hechos.
Otra también, leyenda de una noche de pascua de resurrección en el viejo
caserón del centro histórico del que me reservo su dirección para no
comprometer a sus habitantes a quienes aún no los deja vivir el franco estado
de angustia y tensión nerviosa por el espanto que los mantiene desde siempre. Allí
existe, una habitación encantado en donde se producen desde siempre, ruidos por
demás extraños en una de las camas de
dicha casona. En aquel lugar, precisamente se daba alojamiento ya en el año 1618,
con el mismo espíritu de servicio y la experiencia que ha acumulado la familia
durante todos estos años. Es una habitación encantada, por los ruidos que se
inician cuando se acuestan en esa cama, que no permite dormir a nadie, lo cual
se nota al siguiente día en las profundas ojeras por el curioso suceso que
evidencia el estado de ansiedad que se siente en ese camastro. Según datos
familiares, en la antigüedad, se miraba con el mayor respeto el lecho nupcial y se
guardaba durante la vida de la mujer que la había armado, y si el marido pasaba
a segundas nupcias, no podía servirse de aquella cama, sino que le era preciso
hacer armar otra por la nueva esposa.
Creyendo que
ese camastro por el paso del tiempo, y por el envejecimiento normal de la
madera pudiera haber adquirido sonidos que pueden asimilarse a fenómenos
paranormales, ha sido revisado cuidadosamente, incluso, la han desarmado y
vuelto a armar, sin encontrar nada anormal en ese mueble, de tal naturaleza y antigüedad.
Por eso, buscaron a estudiosos de ciencias ocultas y paranormales que
presenciaran y descubrieran el misterio de la sonora cama que hace poner los
pelos de punta. Provistos de equipos electrónicos y armados de valor penetraron
en la habitación, estableciendo contacto con el más allá a fin de minimizar las
posibilidades de una posesión. A través de varias sesiones, lograron el más
horripilante diálogo del cual se supo la muerte de la primera persona
propietaria del lecho nupcial, muerta en circunstancias confusas aparentemente
estrangulada en dicha residencia hacía muchos años y, sobre lo cual, no
quisieron dar detalles de tal experiencia en la mencionada historia payanesa.
Civilidad: Mi amada ciudad contiene mucho
secreto, recóndito o reservado que es difícil de contar.
domingo, 7 de octubre de 2018
La naturaleza es sabia
La
nueva de Popayán, está construida sobre lagunas. Y el Centro Histórico, inspirado
en las más bellas ciudades españolas, es una joya colonial construida en el
sitio apropiado, por eso, nunca se inunda.
Sobre una laguna, porque al construir los barrios: Cadillal,
Modelo, Ciudad Jardín, Batallón, el Seminario, incluido el Colegio de las
salesianas, encontraron en el subsuelo arcillas que son minerales naturales que
se depositan en los lechos de lagos y humedales por la acción de arrastre de
los ríos. Edificaron, sin respetar los humedales, que son ecosistemas de
transición entre el medio acuático y terrestre, que conocimos como lagunas,
pantanos o juncales. Creíamos que estaban protegidas y que representaban un
importante patrimonio ambiental y cultura para Popayán. Por eso, cabe hacer una crítica a algunos
constructores corruptos que compran a todos los que comen en la cadena
alimenticia de la construcción. El problema radica en que las autoridades ambientales fueron no solo
vacilantes sino complacientes en la defensa de estos ecosistemas.
Humedales del Cadillal, Ciudad
Jardín, los Hoyos. Y el último, más notorio y reprochable el humedal
que taparon con la Construcción del Centro Comercial “Campanario” en la vía al
Batallón por donde corría una quebrada. Son pruebas irrefutables que las
construcciones ilegales, formales e incluso institucionales siguen siendo una
gran amenaza para los humedales y que la respuesta de la autoridad ambiental
más allá de negligente, es cómplice.
Un ingeniero con apellido de
santo, nombre que me reservo, porque los muertos no responden, resolvió
encausar aguas del rio “Ejido” al sistema del alcantarillado, haciendo que se aumentaran
las aguas a los caudales de diseño del sistema de acueducto. Posiblemente, haya
sido buena determinación para la época de la ciudad arcaica, pero como la
naturaleza es sabia, hoy el agua sale a flote.
Desde el
2008 a 15 minutos del centro histórico de Popayán, en el norte de la ciudad,
propios y visitantes gozamos de un moderno complejo comercial, considerado como
el más bello del país. Los payaneses nos sentimos beneficiados al no tener que
viajar a Cali para hacer compras, por el estrés que produce la travesía de la
cordillera central con la seguidilla de tracto camiones que impiden el libre
tránsito en largas horas de jornada. ¡El grave
problema para Popayán, es que se construyó sobre humedales y en pocos años
estamos viendo las consecuencias!
El
comprometido con la misión, ingeniero vivo, aprovechó la “papaya” servida,
valiéndose de los servicios básicos: agua, energía, telefonía, gas y vías
pavimentadas, todo a “pepo y cuarta” de su elogiada obra, atesorando su
inversión, en menoscabo del municipio de Popayán, edificando sobre el humedal.
Pero, su garrafal olvido: sin sumideros como desagüe
natural para aguas lluvias o para corrientes superficiales como ríos o arroyos
que ahora brotan como castigo. Ahora, el ingeniero vivo pretende endosar el
colosal error al Acueducto de Popayán.
Civilidad: La naturaleza es sabia, el agua brota porque lo
característico del humedal es aparecer donde lo taparon.
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