La vida no vale nada
No sé qué causa más indignación. Si el
asesinato de policías en el ¨plan pistola¨ o ver movilizándose una familia
completa en una motocicleta. Para uno y otro caso tendrán las explicaciones
pertinentes, sin embargo, yo me resisto a aceptar cualesquiera que ellas sean.
Ya se también, que una moto es un vehículo de dos llantas de
uso familiar, considerado el vehículo de los pobres. Pero también, que es el
carro fúnebre económico y rápido para acabar en un minuto con una familia, que
en la mayoría de los casos, son niños menores de 10 años. Familia que viaja
unida sobre una motocicleta, así mismo pierde la vida. Tres, cuatro y hasta
cinco integrantes que no piensan o no creen en la fatalidad de tales automotores.
Frecuentes titulares
anuncian accidentes que dejan como saldo la muerte fatal de familias enteras al
transportarse a bordo de una moto y ser embestida por otro vehículo. Manan sangre las páginas de los periódicos
comentando: “Los ocupantes del biciclo perecieron de manera casi instantánea.
Esparcidos en 100 metros, quedaron descuartizados los cuatro cadáveres”
Cuando leemos que esos
vehículos para dos pasajeros, como son las motos, encabezando el número de
fatalidades, que triplican al automóvil, por
encima de buses, taxis, camiones, y ambulancias que viajan a altas velocidades,
donde las imprudencias de estos conductores, así como la falta de respeto a
ciclistas y a otros motociclistas, sumado al irrespeto generalizado por las
señales de tránsito, es porque estamos ante una verdadera y lamentable epidemia.
Para escribir esta columna, puse a prueba mi visión en una
motocicleta con cuatro pasajeros. Dos adultos, supuestamente papá y mamá, y dos
niños uno no mayor de 8 años y un bebe de brazos. El papá, conductor de la moto
portaba el casco en su codo, la madre llevaba el casco medio puesto (sin
barbuquejo); el niño menor no llevaba casco y desde luego, el bebé de brazos tampoco,
por obvias razones.
Pregunto, en caso de un accidente ¿cómo hará la madre para
sostenerse cargando el bebecito entre sus brazos? Y el viajero niño, en medio
de dos adultos, que no ve hacia adelante, ni hacia atrás, a duras penas hacia
los lados, ¿a dónde irá a parar? Solo el imprudente conductor e insensato
padre, tal vez, atinará a salvar su moto. Grave violación a la Ley de Tránsito,
que establece que solo dos personas pueden ir en una motocicleta, que deben
portar casco protector. Indigna que se le dé, cero importancia a la vida de una
familia. Pareciera que la vida no vale absolutamente nada.
Sin
rodeos, digámoslo. Las motos son una epidemia que se seguirá propagando; que se
maneja irresponsablemente, a altas velocidades, zigzagueando entre vehículos, que
el conductor se cree supermán. Y lo peor de todo, que el gobierno no contiene
tanta mortandad, teniendo herramientas para hacerlo: imponiendo cambios para
entrega de licencias, reduciendo el tiempo para renovar permisos y verificando
el cumplimiento de requisitos.
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